"Nolite fiere sicut equus et mulus quibus non est intellectus"

UN MANDAMIENTO

"Un mandamiento nuevo os doy: Que

os améis unos a otros, como yo os he

amado, que también os améis unos a

otros. En esto conocerán todos que

sois mis discípulos, si tuviereis amor

los unos con los otros."

Juan 13:34, 35



El creador de los cielos y de la tierra se hizo

carne y habló de su propia boca,

para que nadie fuera engañado por

otro y así cayera en el error.

De su propia boca para que un

soldado que escucha la orden de su

general no tenga dudas de que

orden debe seguir

Moisés, los falsos profetas y "dioses"

del Antiguo Testamento, han venido

a manipular los mandamientos del

amor al prójimo, guiando al pueblo

con sus leyes malditas, diciendo que

sería la voluntad de Dios si robaban

y mataban en nombre de "un

propósito divino".

¿No fue este el caso de Israel?

La tierra que fuera invadida por los

hijos de Moisés ya tenía dueño. El

demoníaco "Dios de Israel" ordenó

al pueblo que invadiera las tierras y

matara a personas inocentes. Una

tierra que ya estaba ocupada antes

de que llegaran

Robo y asesinato - ¿Sería diferente el

trabajo del diablo?

En esto conozco que Moisés no era

discípulo del messias que murió por

nuetros pecados, pero era Moisés

practicante de las obras malignas de

los démonos: mató, robó e destruyó.

UN SENTIDO PARA SU VIDA

¿Es que no está claro, desde un

principio, que el filósofo libera su alma

al máximo de la vinculación con el

cuerpo, muy a diferencia de los demás

hombres?"

Fenon - Diálogos de Platón



Sócrates dice, en los diálogos de

Platón, que un filósofo

(entendemos: hombre virtuoso e

inteligente, que ama la verdad),

desprecia los placeres de la carne y

sólo ve sentido en la búsqueda, de

forma primaria, de la virtud

espiritual, mientras que el hombre

común considera muerto al que no

está dedicado de forma primaria a la

búsqueda de la satisfacción de los

placeres carnales

La carne existe para albergar el

espíritu, no es el espíritu que existe

debido a la carne.

Cada niño que nace es un hijo nuevo

del creador omnipotente,

engendrado por él mismo.

Las mujeres tienen hijos carnales

porque el espíritu que está por

nacer necesita un cuerpo para llegar

a este mundo.

Nace entonces el nuevo ser, en una

tierra fea, de demonios, dolor, frío,

hambre, esclavitud y muerte. Una

realidad despreciable.

La humanidad perecerá porque

valora la parte más despreciable de

la existencia, más que la razón por la

que existen las cosas despreciables,

que es el espíritu.

LA ESCLAVITUD HUMANA

EURONEWS (en portugués) - 18 de abril de 2021

"Los israelitas ahora pueden caminar sin máscara al aire libre" - Dice el título del reporte.



El reporte comienza con un tono alegre - como el de un padre que ve el final del sufrimiento de su hijo - mientras relata el permiso del gobierno israelí para que

su población pueda caminar al aire libre sin utilizar mascarillas en la cara.

Después de este informe, el reportero entrevista a una joven israelí sentada en una mesa de bar en la acera, y ella hace la siguiente declaración:

"- Mantener a las personas seguras también es una forma de libertad".

Un cierre dorado para un reporte dorado.


De hecho, creemos que el responsable por este reporte en EURONEWS, profundamente preocupado por el bien de toda la población mundial, incluido la israelí (por supuesto),

está muy feliz y emocionado con toda ésta cadena de medidas de amor provenientes de todos los organismos gubernamentales del mundo, que han destrozado todos los derechos

humanos fundamentales otorgados por nuestro padre celestial, el cual nos creó. Todo, por supuesto, para nuestro bien.

Si intentas buscar, encontrarás que nadie se atreve a clavar la cantidad de humanos que han existido en la tierra hasta el día de hoy, sin embargo, algunos sí lo han hecho

una estimación de alrededor de 80 mil millones de seres humanos.

No discutamos, usemos este número vago como parámetro más o menos cercano al número real de todos los seres humanos nacidos después de la caída de Adán.

Calculemos, de manera superficial, la medida del número de seres humanos, de estos 80 mil millones, que sufrieron, causaron sufrimiento, asesinaron o fueron asesinados, arruinaron

o han sido arruinados de alguna manera, y todavía heredarán como recompensa el lago de fuego y azufre (citado en el Libro de Apocalipsis) como condenación por sus hechos.

Además, calculemos el origen de esto, que no comenzó con la caída de Adán, sino en el reino de los cielos, cuando el mismo Diablo (Dios Reinfán, Israel, Satanás) se rebeló contra

el creador, no solo exigiendo ser dios también, sino como induciendo a un tercio del reino de los cielos a rebelarse e iniciar todo lo que vino después.

Imagínense que con una simple "voluntad", nuestro Padre creador, podría haber quitado a Satanás de la existencia, y no solo, de la memoria de todos los ángeles del cielo, evitando

así no solo el sufrimiento eterno de cientos de millones de ángeles caídos, sino también el sufrimiento de todos los que nacieron en la tierra.

Si incluso ante el acto inicial que originó el "MAL" en la historia de la existencia, el creador de esta misma existencia no utilizó su poder, que es absoluto, para restringir el

libertad de los actos que originarían una cadena de billones o cuatrillones de otros, que resultarían en un sufrimiento intenso y eterno, tan poco ningún humano terrenal y miserable

se podría juzgar tener derecho a cortar la libertad humana en nombre de una "protección" contra un virus de la gripe o cualquier otra cosa que exista.

El hecho aislado de que un ser humano - no afectado por el retraso mental - no se enfrente inmediatamente a este argumento al ver la castración sumaria y opresiva de la

libertad eterna otorgada por el proprio creador de la existencia, al no quedarse abrumado y conmocionado inmediatamente sino sí dando gracias por una penitencia demoníaca como ésta, ya representa el pozo más profundo de la miseria espiritual humana.


Así una vez terminó un documental francés a respecto de la esclavitud moderna:

"- Qué mezquindad, y qué miseria."